Artículo David das Tebras sobre «La hija de la ayalga»

A falta de una semana para que La hija de la ayalga llegue a las librerías, le hemos pedido a su autor, David das Tebras, que nos cuente más cosas sobre el mundo fantástico que ha creado. En respuesta, ha escrito un interesantísimo artículo en el que desvela el curioso proceso que le llevó a crear el universo de El Jardín de Antiguos, un complejo escenario repleto de países, ciudades, sociedades y seres mágicos. 

Y, de paso, también nos habla de Tolkien, las mitologías nórdicas y la obsesión de muchos autores por reproducir los mismos esquemas. ¡Para no perdérselo! Te dejamos con David das Tebras.

 

«Desde Iliddiam»: cómo un juego de rol desembocó en la creación de un mundo

por David das Tebras

Desde Iliddiam es el nombre que le he dado a la serie literaria en la que pretendo plasmar una gran historia que ha ido madurando y creciendo durante más de una década.

Hace no mucho tiempo me di cuenta de que llevo toda la vida escribiendo. Cuando era pequeño y veía una película que me gustaba, muchas veces escribía un pequeño relato sobre lo que acababa de ver, o incluso historias alternativas de los personajes o ambientadas en el mundo de esa obra de ficción. Años después, me llevé esas historias a las partidas de rol y me dediqué a hacer en ellas «homenajes» a películas y series. Creaba muchísimos textos y relatos para ambientar las partidas.

También me sucedía con los videojuegos. Al terminarlos, escribía mi experiencia como si fuese una novela. Hubo una época en la que, cada vez que jugaba una partida de warhammer, narraba la batalla en forma de relato. Y disfrutaba mucho haciéndolo. También tuve tres o cuatro intentos de escribir una novela, el último de ellos de cien páginas, nada menos, pero en aquellos momentos lo último que se me pasaba por la cabeza era publicar un libro.

 

Todo comenzó con el rol

La semilla que daría como fruto el argumento de la serie Desde Iliddiam cayó al suelo y comenzó a germinar cuando mis amigos más cercanos y yo decidimos embarcarnos en una partida de rol. Teníamos tiempo, así que no había fecha de finalización. Las expectativas eran altas, por lo que decidí crear una historia grande, trabajada a fondo, con una trama bastante elaborada para que las partidas tuviesen una profundidad mayor que las habituales locuras que se les ocurren a los personajes.

Funcionó. Esa partida duró seis años y tuvo cientos de sesiones de juego. De esa manera, la historia, la trama, fue creciendo, madurando y enriqueciéndose...

Esa historia es el espíritu, la esencia, el hilo conductor de la serie Desde Iliddiam La he tenido que cambiar mucho, para adaptarla a la mitología celta, concretamente a las mitologías de Irlanda, Galicia y Asturias, y para adaptarla a la manera de vivir y a la sociedad de la época en la que está ambientada mi novela.

Sin embargo, aunque está casi irreconocible, esa gran aventura sigue siendo la columna vertebral del enorme cuerpo de la historia de fondo de la serie que he empezado a escribir. Digo «enorme cuerpo» porque el primer arco argumental, que estará formado por tres novelas, de las cuales La hija de la Ayalga es la primera, no es más que el principio de la historia.

 

El primer arco argumental, que estará formado por tres novelas, de las cuales La hija de la Ayalga es la primera, no es más que el principio de la historia.

 

El libro del que trata este artículo, pues, aunque es autoconclusivo, solo es el principio del principio de Desde Iliddiam. Y la trama completa da para escribir muchas decenas de novelas. No estoy exagerando, os lo aseguro. Probablemente, me quedo corto.

 

¿Cómo narrar la historia?

 Cuando por fin me decidí ponerme a escribir en serio, a publicar novelas, tuve que tomar una serie de decisiones. Hacía tiempo que me venía dando cuenta de varias cosas. Dos de ellas, las que mezclé para crear el cóctel que se convirtió en mi novela, fueron las mitologías de origen celta de Galicia, Asturias e Irlanda y mi creciente enfado hacia la vagancia de los escritores de mitología fantástica. Voy a tratar estos temas por separado.

 

Mitologías celtas

Muchas cosas de La hija de la ayalga son un acto de rebeldía contra lo establecido. El cine, las series, la literatura incluso y, en definitiva, toda la industria de entretenimiento lleva muchos años abusando de las mitologías griega, egipcia y, en tiempos más recientes, sobreexplotando la mitología nórdica.

Y, sin embargo, hay una mitología riquísima que han dejado de lado: la celta. Que, además, siempre me había atraído. Me puse a investigar y descubrí la relación cultural entre las naciones celtas del norte (Irlanda, Escocia, Gales, Cornualles, la Isla de Man y Bretaña) y el noroeste de la Península Ibérica. Nos unen lazos de sangre y culturales. En el proceso, descubrí las mitologías de Galicia y de Asturias. ¡Son extraordinarias, riquísimas y fascinantes! A su vez, estas me llevaron a indagar en las mitologías del resto de la península: la vasca, la cántabra, la catalana, la extremeña... Todas maravillosas.

Quería ese mundo en mis novelas, y tomé la decisión: comenzaría a documentarme, a estudiar a fondo el tema. Se me ocurrió la idea de escribir un blog. A día de hoy, más de cien criaturas míticas de la Península y las naciones celtas del norte tienen su propio artículo en él.

 

La vagancia de los escritores de mitología fantástica

Elfos, enanos y medianos correteando de un lado para otro mientras magos lanzan bolas de fuego. El enemigo: dragones. Una y otra vez, una y otra vez. Cientos y cientos de novelas. ¡Por favor señores! Tolkien hizo su propia interpretación de la mitología nórdica, y todos los autores que han venido después no ha sabido salir de esa cajita en la que se han metido voluntariamente. Un poco de originalidad y de trabajo, por favor.

Me ardía la sangre. Quería crear algo diferente, y las mitologías de nuestra tierra, sumadas a las de las naciones celtas del norte, eran la clave para hacerlo. Estoy convencido de que nuestros seres míticos tienen tanto potencial para generar relatos y novelas como los de la mitología nórdica, la egipcia o la griega. O cualquier otra.

He escrito una novela que, espero, te lo demuestre. Y habrá muchas más.

 

La creación de un universo

La combinación de todo lo anterior ha dado lugar a la creación de un universo fantástico. Su base: el hecho de que en la mitología celta hay dos mundos, este en el que vivimos y «el otro», el mundo en el que viven los seres míticos. Según la nación celta, se le ha llamado Tir n’Aill, Anwnn, Orbis Alia, Tir na n’Oc… y también de otras maneras. Pero ¿cómo lo llamaban en el noroeste de la península en la época en la que está ambientada mi novela?

Es una información que se ha perdido. Yo lo he llamado El Otro Lado.

En él he fusionado esa trama enorme con los seres míticos y las leyendas de nuestras mitologías. También he creado un supercontinente: Jardín de Antiguos, y, en él, he creado países, ciudades, sociedades y muchas más cosas. En realidad, en cuanto comencé a escribir, no pude parar. Todo funcionó al mil por cien y cobró vida propia. Es como si estuviese deseando salir al exterior...

 

Mapa Iliddiam con leyenda min

 

Desde Iliddiam y La hija de la Ayalga

La serie en general se desarrolla en los diversos mundos de la mitología celta, pero, para la primera novela, La hija de la ayalga, solo he utilizado dos, los dos principales: nuestro mundo y el Otro Lado. Son dos universos distintos, sí, pero muy cercanos, con muchas semejanzas y multitud de puntos de unión. Una prueba es el que, durante las dos fiestas más importantes de los celtas, Samaín y Beltanne, estos dos mundos se acercan hasta tocarse. Durante las tres noches que duran estas celebraciones, los seres del otro lado pueden visitar el nuestro… y nosotros el de ellos.

En el caso de nuestro mundo… es muy diferente del que conocéis. He decidido ambientar la novela en los alrededores del año 500 antes de nuestra era, por lo que ya os podéis prepararos para ver castros, naves fenicias, guerreros galaicos y otras cosas chulas de la Edad de Hierro.

 

Para terminar… ¿por qué escribí esta novela?

 Pues porque me estaba muriendo de ganas y no terminaba de dar el gran paso. Un buen día, recuerdo que fue bueno en todos los aspectos, estaba celebrando una fiesta con todos y cada uno de mis amigos. Había utilizado la disculpa de mi cumpleaños para que nos juntásemos, como era tradición, y resultó una jornada perfecta.

Ese día, mis amigos me animaron a dar el gran salto. Y siempre les estaré agradecido por ello.

Como os lo estoy a vosotros por leerme.

 


 

La hija de la ayalga, de David das Tebras

 

Hazel es una chiquilla inquieta y soñadora que vive en un gran castro frente al mar, en un bello paraje de la península ibérica. Su vida transcurre feliz hasta que la desaparición de su madre desencadena una vertiginosa búsqueda entre dos mundos: el noroeste peninsular del siglo V antes de nuestra era y el Otro Lado, un mundo separado del nuestro tan solo por un fino velo que desaparece durante las noches de Samaín y Beltanne.

Pero esta búsqueda no será ningún cuento de hadas, sino una peligrosa epopeya llena de personajes únicos, lugares asombrosos, poderes arcanos, monstruos terribles y sangrientos combates.

La hija de la ayalga es una novela de fantasía heroica que bebe de la mitología celta y gallega y recrea con asombrosa vivacidad un mundo repleto de criaturas extraordinarias: mouros y mouras, leprechauns, nubeiros, la buena gente, aes sídhe, tardos y trasnos, meigas vedoiras, sabios y olláparos, cuélebres, urcos, lavandeiras, zampones, magos, la Compaña, jentiles, lobernos...

Una lectura adictiva, un libro rebosante de imaginación, tierno y brutal a un tiempo, salpicado de hilarantes guiños a clásicos contemporáneos como Abierto hasta el Amanecer o Indiana Jones.

David das Tebras mezcla a Tolkien con Abercrombie, los sumerge en el mundo mágico gallego y crea un universo tan fresco como adictivo.

 

 

 

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