Nature Writing, liternatura o literatura de naturaleza

Como ya sabrás, hace unos días hemos realizado una nueva convocatoria de relatos salvajes para publicar la segunda entrega de nuestra colección de narrativa breve, tras la publicación hace unos meses del primer volumen

En esta ocasión, el tema central que hemos elegido es un género que está muy de actualidad desde hace unos años y que nos encanta: nature writing o liternatura, la escritura de la naturaleza

Pero ¿qué es eso de liternatura o nature writing? La definición de la Wikipedia nos parece de lo más ajustada: «Cualquier género literario de ficción o no-ficción, en prosa o verso, que trata sobre el medio ambiente con un trasfondo conservacionista».

En efecto, la escritura de la naturaleza es muy amplia, aunque gira alrededor del tema central: la conservación de la naturaleza. El género abarca desde guías de campo hasta poemarios, pasando por novelas, relatos de experiencias personales, ensayos, textos de aventuras y viajes... Quizá, otro elemento en común es la reflexión filosófica sobre lo observado, sobre la propia naturaleza.

Aunque hablamos de un género que ha eclosionado en los últimos años, en realidad es mucho más antiguo. Entre sus pioneros destacan autores extraordinarios, como Henry David Thoreau o Susan Fenimore Cooper, hija del autor de El último mohicano, reconocida naturalista y autora del extraordinario Diario Rural, publicado en 1850.

Pero, más allá de estas pioneras, hay textos extraordinarios para las que queráis adentraros en el género o profundizar en él. Textos muy diversos: novelas, libros de viaje, ensayos sobre naturaleza, relatos de experiencias personales... 

Os dejamos con nuestra particular selección de los 10 textos imprescindibles para adentrarse en la literatura de la naturaleza. ¡Y recordad que tenemos abierta nuestra convocatoria de relatos de nature writing!

 

Indian Creek, de Pete Fromm

 

Pete Fromm era aficionado a los libros sobre exploradores, pioneros y rudos hombres de las montañas. Decidió estudiar la licenciatura de Biología de la Vida Salvaje porque aparecía la palabra «salvaje», y lo hizo en la Universidad de Montana porque fue el estado menos civilizado que encontró. Pero, en realidad, nuestro autor apenas había hecho algunas acampadas en la naturaleza, tenía dificultades para orientarse y jamás había usado una sierra eléctrica. Sin embargo, uno debe tener cuidado con lo que desea...

Un buen día le propusieron un trabajo en el Servicio Forestal: custodiar unos huevos de salmón en la zona de Indian Creek. A sesenta kilómetros de la carretera más cercana. Con temperaturas de hasta cuarenta grados bajo cero. En una tienda de campaña. Durante siete meses. Incorporación inmediata. Pete aceptó sin pensarlo. Pasó la siguiente semana de una fiesta de despedida a otra. Y entonces, sin haberse deshecho aún de la resaca, comenzó la aventura.

Indian Creek es una auténtica obra de culto de la nature writing. A medio camino entre Butcher’s Crossing de John Williams y Hacia rutas salvajes de John Krakauer, este libro es tanto una historia de iniciación como el relato autobiográfico de una experiencia límite en plena naturaleza. Durante todos los meses que pasó en aquella tienda de campaña, Pete convivió cotidianamente con osos, pumas, alces, linces, coyotes, cazadores furtivos, tormentas de nieve y aludes, expuesto a cada momento tanto al peligro inagotable como a la belleza indescriptible y remota de Indian Creek. Con maestría y honestidad, su narración alterna la épica implícita en toda vivencia extrema con un humor hilarante, con el que el autor da cuenta de su propia torpeza e ignorancia y de su accidentado y constante aprendizaje, que en más de una ocasión a punto está de costarle la vida. Pete Fromm siempre quiso ser un auténtico hombre de las montañas, como aquellos que protagonizaban los libros que él leía. Lo consiguió. Bueno, más o menos.

 


 

La chica salvaje, de Delia Owens

 

Esta es una novela de las que dejan huella. La historia de una niña que crece en una familia desestructurada, que queda abandonada en medio de unas marismas del sur de Estados Unidos y que, pese a todo, con una buena dosis de ingenio e inocencia, consigue sobrevivir. Mucho más: consigue superarse a sí misma al tiempo que establece una intensa relación con las marismas en las que vive. Que aprende a amar la naturaleza y que nos la muestra con ojos nuevos, de una sensibilidad asombrosa.

Pero es mucho más. La chica salvaje es también una historia de profunda soledad, una crítica feroz de los prejuicios sociales, el retrato de una sociedad provinciana y un canto a la superación personal. Y es, también, una novela de intriga, de esas que te mantienen pegado a las páginas.

En resumen: una historia extraordinaria, seductora, de las que despiertan el amor por la naturaleza y por una vida más simple y despegada. Una de esas novelas que dejan ecos y remueven las emociones.

 


 

En el corazón del bosque, de Jean Hegland

 

Nada es como era antes: el mundo tal como lo conocemos parece haber desaparecido, ya no hay electricidad ni gasolina, y no se ven aviones en el cielo. Corren rumores, la gente comienza a huir. Nadie quiere ver lo, pero la civilización se derrumba. Nell y Eva, de diecisiete y dieciocho años, han decidido quedarse a vivir en su casa, enclavada en el bosque, a pesar de que la catástrofe se ha llevado por delante a sus padres, una pareja que quiso vivir de otro modo, educando a sus hijas en casa, creyendo por encima de todo en una existencia libremente elegida. Conservan alimentos para sobrevivir, así como sus pasiones, el ballet y la lectura. Sin embargo, frente a lo desconocido, tendrán que aprender a vivir de forma diferente y confiar en el bosque que las rodea, repleto de riquezas.

«En el corazón del bosque» sorprende por lo inesperado de su planteamiento. Lejos de repetir los escenarios apocalípticos habituales, la autora nos mete en la narración de forma muy natural, haciendo plausible lo que sucede y obligándonos a plantearnos qué haríamos en esa situación. No es un libro de acción desbordante, ni falta que hace. De hecho, es una de esas lecturas que van seduciendo poco a poco, atrapándote desde la empatía, sin juegos malabares. Un libro muy recomendable.

 


 

Entre limones, de Chris Steward

 

Este es un libro ya clásico, una delicia divertidísima y un relato autobiográfico de Chris Steward, que fue batería del grupo inglés Genesis. En él cuenta su experiencia en las Alpujarras granadinas cuando decidió comprar un cortijo e instalarse allí. En él se mezcla la mirada curiosa del viajero con cierta visión idealista de las cosas y una fuerza de voluntad inasequible al desaliento. Chris desgrana las numerosas vivencias que le depara su existencia diaria desde que, tras su llegada a la Alpujarra, inicia la aventura que cambiará su vida, rodeado de una sorprendente galería de lugareños, pastores, expatriados y viajeros New Age. Sin embargo, quizá el verdadero protagonista de esta historia sea el decrépito cortijo «El Valero», encaramado en una colina, rodeado de olivos, almendros y limoneros, situado en el margen malo de un río, sin carretera de acceso, sin agua ni electricidad... ¿Acaso puede ofrecer la vida algo mejor?

 


 

Un año en los bosques, de Sue Hubbell

 

En 1973, Sue Hubbell, bióloga y bibliotecaria, decidió dejar atrás su vida urbana e irse con el que por entonces era su pareja, Paul, a un lugar perdido del interior de Estados Unidos, la meseta de Ozark, un paraíso natural formado por extensos bosques casi vírgenes en el estado de Misuri. Al poco tiempo Paul regresó a la ciudad y Sue se quedó sola en los Ozark, dedicada a la apicultura.
Un año en los bosques es la historia de ese retorno a la naturaleza. El título resulta engañoso: no narra la vida durante un único año en los Ozark, sino la experiencia de una docena de años concentrada en cuatro estaciones, de primavera a primavera. Una vida cíclica, marcada por el paso de las estaciones y las faenas propias de cada momento del año, por el contacto íntimo con la naturaleza y por la observación sosegada de cuanto le rodea.

No hay nada excepcional en Un año en los bosques... y es esa ausencia de excepcionalidad lo que lo convierte en un libro memorable. Sue Hubbell habla con sencillez de lo que vive y de lo que le apasiona: por supuesto de las abejas, pero también de los pájaros, de las hormigas, los ácaros, las polillas, de los cambios que se van produciendo en el paisaje, de sus vecinos, de las luchas por evitar la construcción de una presa, de las flores, de sus perros... Durante los últimos doce años he aprendido que los árboles necesitan espacio para crecer, que los coyotes cantan junto al arroyo en enero, que en el roble solo se puede clavar un clavo cuando está verde, que las abejas saben más que yo sobre la fabricación de miel, que el amor puede convertirse en tristeza y que hay más preguntas que respuestas.

El resultado es un libro de lectura sosegada que transmite serenidad. Que invita, sin expresarlo en ningún momento, a reconectar con nuestros ritmos vitales, a detenernos y disfrutar de una puesta de sol o del frío de una mañana de invierno. Un libro que se lee de una sentada, pero que se disfruta mucho mejor poco a poco. Entretenido, reflexivo, lúcido y realista, no busca idealizar la naturaleza sino que asume como inevitable la dureza de la vida y, pese a ello, la celebra y la goza intensamente.

 


 

En un metro de bosque, de David George Haskell

 

Un hombre se sienta cada día durante un año en la misma piedra del mismo bosque, a veces bien abrigado contra el frío y la lluvia, otras a pleno sol, a veces sin que pase nada, otras asistiendo a acontecimientos increíbles, y lo narra en un libro. Un año oyendo cantar a los pájaros, viendo caer y nacer las hojas, siguiendo el trayecto de las hormigas, oyendo al fondo el ruido de la carretera o de una motosierra.

En un metro de bosque es una delicia: un banquete digno de un gourmet de la naturaleza en el que cada plato, digo cada capítulo, breve como si de un menú de autor se tratase, es un nuevo descubrimiento, una incursión a pleno pulmón en el bosque, en la naturaleza, en la vida misma que nos rodea sin que a menudo nos demos cuenta. Un festín en el que pasaremos de un plato a otro, de los musgos a las salamandras, de estas a las flores y a los efectos del invierno, y así en un gozoso sinfín, mientras en nuestra mente se va formando una imagen clara de la profunda relación que une a todas las formas de vida, por disímiles que parezcan, de lo íntimamente unidos que estamos todos los seres vivos por lazos invisibles.  En un metro de bosque es, además, una lectura amena y variada, tan entretenida como revolver en una vieja caja repleta de tesoros en el desván familiar. Un libro para aprender y disfrutar, y también para despertar nuestros sentidos adormecidos. 

 


 

La vida secreta de los árboles, de Peter Wohlleben

 

En los bosques suceden cosas sorprendentes: árboles que se comunican entre sí, árboles que aman y cuidan a sus hijos y a sus viejos y enfermos vecinos; árboles sensibles, con emociones, con recuerdos... ¡Increíble, pero cierto! Peter Wohlleben, guarda forestal y amante de la naturaleza, nos narra en este libro fascinantes historias sobre las insospechadas y extraordinarias habilidades de los árboles. Asimismo reúne por una parte los últimos descubrimientos científicos sobre el tema, y por otra sus propias experiencias vividas en los bosques; y con todo ello nos ofrece un emocionante punto de vista, una manera de conocer mejor a unos seres vivos con los que creemos estar familiarizados pero de los que desconocemos su capacidad de comunicación, su espiritualidad.

El resultado es un libro tremendamente ameno que sorprende, y mucho, por sus contenidos, hasta el punto de que la próxima vez que des un paseo por un bosque lo verás con otros ojos. Si te atrae el mundo natural o si te has preguntado alguna vez si los árboles sienten dolor, no dejes de leer este libro. Te entrarán unas ganas irresistibles de salir a dar un paseo por el bosque. Y sentirás pena por esos pobres árboles de la calle, tan solitarios y fuera de lugar... 

 


 

 

Enseñarle a hablar a una piedra, de Annie Dillard

 

Un viaje por algunos de los lugares más remotos del planeta y, también, por regiones del espíritu hasta las que muy pocos exploradores han llegado. Un libro que confirma a Annie Dillard como una de las más importantes escritoras vivas.

Los grandes escritores de nature writing son capaces de observar la naturaleza con una agudeza singular y construir un relato que permita al lector viajar hasta esos mundos tan ajenos a nuestra cotidianeidad. Dillard, sin embargo, va más allá. Ve a través de las grietas por las que el mundo se hilvana y se reteje, donde los fenómenos más dispares encuentran su vínculo. Dillard es hija de Thoreau, pero también del maestro Eckhart. Es una incansable exploradora: da igual que nos hable de un viaje a las Galápagos, a la Antártida o a las colinas que la rodean: allá donde se posa su mirada la belleza del mundo arrasa sus pupilas, y sus palabras, como la mejor poesía, dan cuenta de esa lucha por transmitir el misterio último de una emoción que carece de lenguaje. conciencias.

 


 

 

Refugio, de Terry Tempest Williams

 

Utah, primavera de 1983. El crecimiento del agua del Gran Lago Salado alcanza niveles nunca vistos que amenazan el santuario de aves. Garzas, búhos o garcetas, cuyo estudio y compañía han acompasado la existencia de Terry Tempest Williams, son las primeras víctimas.

El Gran Lago Salado es naturaleza al pie de la ciudad, una ribera movediza que siembra el caos en las carreteras. Islas demasiado inhóspitas y remotas para ser habitadas. Agua en mitad de un desierto, pero tan salada que no podemos beberla. El Gran Lago Salado es de las aves, su refugio irremplazable. Los humanos, los políticos, los ingenieros, buscan soluciones, pero piensan más en sus infraestructuras y comodidades que en las necesidades y derechos de sus auténticos y alados habitantes. Mientras se enfrenta al declive de estas especies, Terry descubre que su madre padece cáncer, al igual que ocho miembros más de su familia antes que ella: son «el clan de las mujeres de un solo pecho». Todo ello parece una consecuencia de los ensayos nucleares realizados en el cercano desierto de Nevada. Así, mientras acompaña a su madre en la enfermedad, Terry se sumerge en una investigación sobre los devastadores efectos de la lluvia radioactiva.

El resultado es un libro extraordinario de una gran naturalista, en el que se entrelaza el destino de las aves y el de los hombres y mujeres golpeados, todos por igual, por una debacle ecológica. La crecida del lago y el avance de la enfermedad: fuerzas imponderables, a veces devastadoras, de una misma naturaleza, que nos recuerdan nuestra pequeñez y fragilidad. Pero, a un tiempo, estas fuerzas son las que pueden ofrecernos el saber más importante: al igual que las aves, debemos aprender a luchar y resistir en el seno de una naturaleza tan ciega en sus intenciones como bella en sus formas. Este es el relato que da cuenta de esa lucha, escrito con una sorprendente austeridad poética que rechaza en todo momento la tragedia, conformando una formidable llamada a la vida.

 

 


 

 

Salvaje, de George Monbiot

 

Salvaje es la emocionante historia de los esfuerzos de George Monbiot para volver a comprometerse con la naturaleza y descubrir una nueva forma de vida. En sus páginas demuestra cómo, restaurando y resalvajizando nuestros dañados ecosistemas en la tierra y en el mar, podemos traer la maravilla de nuevo a nuestras vidas. Sin ambigüedad romántica, podemos curar simultáneamente nuestro «aburrimiento ecológico» y comenzar a reparar siglos de daño ambiental. Monbiot nos propone un fascinante recorrido alrededor del mundo para explorar ecosistemas que han sido liberados de la intervención humana y a los que se ha permitido reanudar sus procesos ecológicos naturales.  

 

 

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