Ecoaldea Orbán, Celanova

A veces, la vida te juega una mala pasada. Una de esas zancadillas inesperadas que te dejan en el suelo, con el cuerpo dolorido y la cabeza confusa, sin saber bien qué ha pasado. A veces la vida cambia tus planes sin previo aviso.

Como esta vez. 

Hace algo más de un mes os dábamos la gran noticia: teníamos aldea. Habíamos encontrado, por fin, el lugar en el que queríamos crear nuestra comunidad: Orbán, una aldea que lleva veinticinco años deshabitada, enclavada en un paraje idílico, en el sur del ayuntamiento de Celanova, en Ourense. 

Hoy, por desgracia, tenemos una muy mala noticia: Orbán seguirá deshabitada, quién sabe si otros tantos años. O para siempre. A nuestro pesar...

 

Este era el lugar: un puñado de casas rodeadas de prados y bosques en una comarca muy hermosa, bien comunicada. Ahí pretendíamos poner en marcha nuestro proyecto ecoaldeano, del que ya te hemos hablado en este artículo

Pero las cosas se han torcido.

Hace un año, en octubre de 2023, descubrimos la aldea. A partir de ese momento lo hicimos todo por localizar a los propietarios de las casas y las tierras. Aunque en principio parecía una tarea imposible, finalmente, poco a poco, ayudados en buena medida por el primer antiguo vecino que localizamos, fuimos poniéndonos en contacto con la mayoría. Algunos viven en Suiza, otros en Estados Unidos, otros en Vigo y alguno en pueblos cercanos. Algunos se mostraron encantados con el proyecto y con ellos llegamos a un acuerdo rápido, otros nos dijeron que les gustaba mucho lo que queríamos hacer, pero que no estaban interesados en vender, o no conseguimos llegar a un acuerdo económico con ellos.

Sea como sea, al final conseguimos llegar a acuerdos firmes que nos permitían adquirir más o menos la mitad de la aldea y una buena parte de las tierras que la circundan. Ya la teníamos. Se fijó la fecha de compra, pero hubo que posponerla en dos ocasiones por dificultades de los vendedores que vivían más lejos, que o bien no podían asistir, o bien no podían enviar un poder a tiempo.

Pero todo estaba hablado y comprometido. Por eso, aprovechamos los meses de espera en múltiples actividades: establecer relaciones con algunos vecinos de la zona, iniciar el estudio arquitectónico de la aldea, empezar los planes de viabilidad de las distintas actividades que queríamos poner en marcha allí, entre otras muchas cosas. Finalmente, llevados por el deseo de compartir con vosotras lo que estábamos viviendo, hicimos pública la inmediata compra de la aldea.

Unos días después, cuando ya estábamos a punto de firmar, nos llegó un wasap del primer vecino que habíamos conocido, el mismo que nos había ayudado a localizar al resto y con el que desde el primer momento habíamos hecho buenas migas: que no vendía

A partir de ahí las cosas se complicaron: hablamos en varias ocasiones con él, tratamos de convencerlo de que confiara en nosotras... Sin resultado. Nos sorprendió y nos dolió su decisión, aparte de por los motivos obvios, porque habíamos establecido una relación muy cordial con él y en todo momento se había mostrado muy colaborativo.

Preferimos no entrar aquí en los motivos que adujo para rechazar la venta, pues al cabo son solo cosa suya y tiene todo el derecho del mundo a no vender su casa. Lo importante es que, sin su parte, el proyecto de Orbán es inviable, pues sus propiedades están situadas en el centro de la aldea, con todo lo demás alrededor. 

Así que la conclusión es clara: Orbán no será nuestro hogar. 

Obviamente, estamos afectadas, pues habíamos puesto muchas ilusiones y mucho esfuerzo en Orbán. Pero Tribo Salvaxe sigue adelante. Buscaremos, ya estamos buscando, un nuevo emplazamiento por la zona. Tenemos muy claro nuestro deseo de vivir de forma comunitaria, sostenible y ecológica. 

Encontraremos algún otro lugar. Sabemos que tropezaremos con muchas más piedras y que el camino es largo, pero también estamos felices de afianzar nuestras convicciones y muy agradecidas a todas las personas que nos apoyáis desde más cerca o más lejos.

Gracias por estar aquí, para nosotras es muy importante saber que compartimos ideas, sueños y una visión común con vosotras. ¡Seguimos adelante! 

  

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