Como ya sabrás, El tridente de Shiva es nuestra nueva publicación, una apasionante novela de aventuras protagonizada Casandra Rovira, una Indiana Jones de 18 años. Una novela que nos sumergirá en un viaje iniciático a las entrañas de la India y que es, al mismo tiempo, el inicio de una extraordinaria saga de aventuras centrada en las peculiares actividades de la familia Rovira.
Para saber algo más sobre esta saga, hemos entrevistado a su autora, Marta Elías, una catalana afincada en Vigo desde hace ya muchos años, apasionada por la historia y la aventura y conductora del blog de difusión histórica «Por la Grecia de Zeus». Os dejamos con ella.
Empecemos hablando de ti. ¿Quién es Marta Elías?
Soy algo que solía decir mi padre: «aprendiz de todo y maestra de nada». Soy muchas cosas y ninguna.
Nací y crecí en Barcelona, pero llevo ya casi media vida en Vigo, por lo que soy catalana y gallega honoraria. Quise estudiar Historia y Arqueología al terminar bachillerato, pero fue un mal momento tanto a nivel familiar como económico, y no pudo ser hasta más tarde, cuando ya era otro montón de cosas más: administrativa en paro, ama de casa, madre… Entonces retomé los estudios e inicié también la andadura literaria y divulgativa.
Todo a la vez, así que ahí van más etiquetas: escritora, divulgadora, estudiante y (casi) historiadora. La música es muy importante para mí y, aunque no canto ni toco instrumentos, algunos me conocen por esa faceta; la heavy o rockera. Además de lectora, puzlera, costurera, Virgo —un dato importante para algunas personas— y muchas cosas más. Profesionalmente no vivo de ninguna de ellas, así que soy todo eso y nada a la vez.
Una novela de aventuras al estilo Indiana Jones pero protagonizada por una chica de 18 años. ¿De dónde sale algo así?
Las películas de Indiana Jones fueron muy importantes para mí en mi infancia. Siempre me había atraído la arqueología, y como mi padre también era aficionado, fomentaba ese interés. Pero cuando vi esas películas, la cabeza me hizo clic. Tuve claro lo que quería ser de mayor. No saquear yacimientos y que me persiguieran nazis —nadie quiere eso—. Quería ver mundo. Descubrir cosas que llevan siglos ocultas. Tener ese conocimiento.
Luego vinieron más, por supuesto. Stargate fue otra motivación —yo quería ser el historiador que hablaba muchas lenguas muertas, es obvio—. El cine me ha influido mucho, eso es algo que en El tridente de Shiva queda muy claro. E Indiana Jones fue el punto de partida. Pero no quería empezar con un señor que ya sabe mucho, es intrépido y está, por decirlo así, encauzado en la vida. Eso ya lo hemos visto. Quería una protagonista que estuviera en ese momento vital en que crees que lo sabes todo y que te vas a comer el mundo, pero no sospechas que el mundo te va a vapulear como si fuera Indiana Jones y tú un nazi. No quería una simple aventurilla; quería explorar esa evolución personal desde lo que crees que vas a ser hasta que descubres lo que realmente eres.
¿Por qué decidiste que la protagonista fuera tan joven?
Para mí, los 18 años fueron un antes y un después que nunca acabé de entender del todo. Pasé de tener 17 años y no poder estar hasta más de medianoche en la plaza del pueblo, a escasos metros de mi casa, a irme a un festival de rock a Alemania porque ya era mayor de edad y podía hacer lo que quería.
De repente parece que ya eres adulto, pero siempre pensé que no cambiaba nada de un mes a otro. Era la misma cría, responsable para unas cosas e inmadura para otras muchas. Pero en algún punto hay que empezar a descubrir el mundo y aprender a ser un adulto funcional. Pensé en lo que quería de Casandra en esta historia, lo que he comentado en la pregunta anterior, y consideré que los 18 años, la mayoría de edad legal, pero no emocional, era el momento adecuado para empezar.
El libro mezcla arqueología y mitología. ¿Por qué elegiste estas temáticas en particular?
La arqueología, por lo ya mencionado antes. Siempre ha sido mi gran pasión, y aunque al haber estudiado tan tarde me he decantado por la historia a secas, siempre me ha quedado esa espinita. Ya no podré ir a excavar yo misma, pero me acerco a través de lectura y escritura.
Y la mitología fue algo que me enamoró y condicionó mucho mi deriva posterior ya desde el instituto. Tuve la inmensa suerte de tener una profesora de cultura clásica maravillosa, con la que aún estoy en contacto a día de hoy. Fue en ese momento cuando, de tener claro que me gustaba el pasado en general, vi que mi camino era la Historia Antigua. En particular, ahí empezó mi amor por Grecia, que no ha hecho más que crecer. Y lo que más me gustaba era la mitología. En esos tiempos eran cuentos fascinantes para mí. Ahora lo veo desde otra faceta, como un instrumento para transmitir arquetipos y modelos de conducta a la población, y me gusta todavía más. Tenía claro que mis libros iban a tener carga mitológica en mayor o menor medida por ser el ámbito de mayor interés para mí. Pero también porque es el terreno que más se presta a crear con ello una historia de ciencia ficción, no nos vamos a engañar.
Cuéntanos algo sobre la familia Rovira. ¿Te gustaría ser uno de sus miembros?
Uy, no. ¡Qué presión! Sí que me hubiera gustado poder compartir mi entusiasmo por ciertos temas durante mi infancia y juventud. He estado muy sola en esa orilla. Pero no a costa de vivir en un continuo examen. Los padres de Casandra son bastante distantes emocionalmente, y los hermanos se han ido buscando la vida en ese ambiente. A lo largo de la saga, las experiencias que viven los van uniendo a todos. Pero en un primer momento es todo más frío entre ellos, y con demasiada autoexigencia para estar a la altura.
No podría con eso. Ya bastante me autoexijo a mí misma sin que nadie espere nada.
¿Qué es el Santuario?
Es el apodo con el que el padre de la familia, Xavier Rovira, llama a su empresa de servicios arqueológicos. La que les sirve, de alguna forma, de tapadera para sus actividades extraoficiales. La sede del negocio familiar, por decirlo así.
Es un hombre muy teatral. En lenguaje coloquial, sería un flipado. Ninguno de sus hijos parece haber heredado ese rasgo suyo, pero todos le siguen la corriente. Es algo que hasta les divierte. Y no solo a los hijos, sino también a los propios empleados, por lo que todo el mundo acaba llamándola así.
¿Estamos ante una novela de aventuras o una fantástica? ¿Hay magia?
No la considero fantástica, porque no hay magia ni elementos sobrenaturales. Parto de la idea de que los objetos que busca la familia Rovira fueran creados por alguna civilización avanzada anterior cuyo conocimiento se perdió. Es una teoría sin respaldo alguno en la vida real, pero no imposible en la ficción. Por eso, y porque intento darle una explicación científica a las tecnologías que describo, creo que tiene más tintes de ciencia ficción. Pero, sobre todo, es una novela de aventuras.
¿Qué investigación realizaste para darle autenticidad a la historia?
De todo, desde la Wikipedia —que no me oigan los padres de Casandra— hasta comprar una traducción al inglés de textos mitológicos, el Shiva-purana, de segunda mano, por internet, a una librería de Delhi. Por el camino, he leído todo lo que he podido encontrar y he visto infinidad de vídeos, fotos y mapas de los distintos escenarios para intentar describirlos lo más acertadamente posible. Eso sí, algunas cosas las he tenido que modificar o directamente inventar, bien por falta de datos, bien por conveniencia de la trama.
Además de Casandra, Álex también es un personaje importante. ¿Cómo construyes la relación entre los hermanos y qué aportan al viaje del otro?
Todos los hermanos son muy importantes en la historia. Mucho más de lo que parece. En este primer libro es Álex, su hermano favorito y con el que siempre ha tenido tan buena relación. Pero fuera de casa, bajo presión, las cosas cambian. Esta experiencia los pone a prueba y se tendrán que descubrir el uno al otro en un contexto en el que nunca habían estado. Eso puede alejarles o acercarles más. Sin embargo, en los siguientes libros tienen más peso otros hermanos. Estas aventuras juntos hacen que forjen un vínculo, se conozcan mejor, aprendan unos de otros y se entiendan más. La saga en global tiene mucho de crecimiento personal, pero también de las relaciones familiares.
Esta novela es la primera de una serie. ¿Y el resto? ¿Qué puedes adelantarnos sobre las demás?
Como he comentado antes, las novelas abarcan desde los primeros pasos de Casandra en ese mundo hasta que tiene claro lo que quiere que sea su vida. En ese proceso se conoce mejor a sí misma, a sus padres y hermanos y a sus amigos. Tiene sus relaciones románticas, que no son lo principal de la obra, pero sí parte de ella porque lo son de la vida. Y más de la de una veinteañera. Así que su evolución personal abarca los cinco libros. Pero en cada uno «descubre» a un hermano.
En el primero es Álex, pero en el segundo se ve obligada a ir a una misión con Héctor, al que aborrece por completo. No desvelaré el motivo, pero sí que transcurre por la fachada atlántica europea y tiene bastante de celtas y ciclo artúrico.
El tercer libro es el viaje de los 18 de la pequeña de la familia, Sofía. Van a presenciar la apertura de la tumba del primer emperador de China. Y todo sale mal, claro está.
El cuarto es un experimento que a mí me encanta, porque aparecen todos a la vez y la aventura transcurre durante un crucero por las islas griegas en el que tiene lugar una boda familiar. Aquí conocemos más a la hermana mayor y más distante y misteriosa: Penélope. Pero también a otros parientes y empleados del Santuario.
En el quinto y último, aun en desarrollo, se acercará más a su madre. En cada uno, la aventura «mitológica» es autoconclusiva. Pero para la trama de los personajes es importante leerlas en orden.
El libro está publicado por una editorial independiente. ¿Qué significa para ti como autora este tipo de publicación?
Anteriormente he autopublicado novelas, pero siempre contratando el servicio de imprenta. Nunca he contemplado pagar para que me publiquen. Por principios, no me gusta ese sistema, ni tampoco el de crowfunding, teniendo que poner en un compromiso a familia y amigos y bombardeando a todo el que pueda. Creo que el panorama para los autores desconocidos es desolador. O entras en esa espiral capitalista en la que el que tiene visibilidad es el que paga, o languideces hasta desaparecer por mucho que te hayas esmerado con tu obra.
Yo estaba en vías de extinción como escritora, asqueada del funcionamiento de todo ese mundillo. Por lo tanto, es muy importante para mí que una editorial se interesara por la obra, que la cuidara y la corrigiera con mimo y siempre teniendo en cuenta mi opinión, e invirtiera en ella por las buenas, sin pedirme nada a cambio más que lo básico: compromiso y cooperación.
¿Qué tipo de persona lectora crees que se sentirá más atraída por El tridente de Shiva?
Será más fácil que guste a los lectores habituales de novela histórica, ciencia ficción o de aventuras. Creo que es una historia lo bastante ligera y fluida, por lo que tiene posibilidades de enganchar a cualquiera, aunque sea lector de géneros que no tienen nada que ver, como la novela negra.
¿Qué esperas que las lectoras se lleven consigo tras leer el libro?
Que hayan pasado un buen rato. No pido más. Si, además, se encariñan con los personajes, se interesan por una cultura que desconocían o les deja un buen recuerdo, muchísimo mejor.
¿Qué autores o libros han influido en tu estilo o en esta saga?
Seguro que muchísimos y ni siquiera soy consciente de ello, pero hay dos escritores españoles que creo que me han marcado más en la forma de escribir.
Uno es Carlos Ruiz Zafón. De sus libros me encanta, entre otras muchas cosas, la profundidad que daba a personajes aparentemente sencillos y cómo convertía el lugar en el que se desarrollaba la historia en un protagonista más.
La otra gran influencia es Matilde Asensi. Creo que no hay otra como ella en el género de aventuras en España. Sus libros están bien investigados y son fáciles de leer y difíciles de soltar. La acción va fluida y al terminar te queda una sensación de añoranza porque vas a dejar de pasar tiempo con esos personajes. Intento que mis libros compartan con los suyos esas características.
¿Qué crees que hace a El tridente de Shiva diferente de otras novelas de aventuras juveniles?
Que es la mía, ¡ahí no puedo ser objetiva! Escribo lo que yo querría leer y no lo que creo que los demás van a querer leer. Por lo tanto, me lo paso muy bien, y eso se nota. Tanto investigando y dando rienda suelta a mi vena divulgadora, como dando forma a personajes muy humanos. Creo que ellos son el punto fuerte y, quizá, diferenciador.
Casandra es lista, valiente y lanzada, pero también impaciente y orgullosa hasta el punto de tomar decisiones en las que sabe que va a ser peor el remedio que la enfermedad solo por no bajarse de la burra —cosa que todos hemos hecho, ¿verdad? No soy la única—. Puede estar viviendo aventuras, pero también lavarse la ropa interior en un baño. Que ya lo dicen las madres: siempre hay que llevar bragas limpias por lo que pueda pasar, y a ella le pasan muchas cosas. No quiero protagonistas que caigan bien y villanos que caigan mal. Quiero que todos tengan sus cosas. Que el lector pueda cambiar de opinión sobre ellos al conocerlos más. O no, quizá caigan aun peor. Uno de mis favoritos es de los más odiados por los lectores. En definitiva, creo que, aunque estén haciendo cosas imposibles, son personajes que actúan y hablan como gente que podrías conocer en la vida real.
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